Chile aún está considerando si avanzar con una moneda digital del banco central (CBDC), a pesar de los planes previamente revelados de tener una propuesta lista a principios de este año.
En un informe preliminar emitido el 11 de mayo, el banco central de Chile dijo que necesita más tiempo para tomar una decisión sobre si emitir una CBDC. Reuters informó en septiembre pasado que había planeado llegar a tal determinación a principios de este año.
“El banco considera que aún no hay suficiente información para tomar una decisión final con respecto a la emisión de una CBDC”, escribió el banco central en el resumen ejecutivo en español del informe. “Sin embargo, considerando su alto potencial, y que la experiencia internacional demuestra que es un proceso que puede requerir años de estudio y pruebas, se considera oportuno continuar con las actividades orientadas a la futura implementación de esta nueva forma de dinero”.
La primera etapa del proceso consiste en recopilar información de las partes interesadas en el proceso de CBDC, dijo el banco central, y "explorar alternativas" para desarrollar proyectos piloto o pruebas que puedan ayudarlo a comprender los desafíos de crear un CBDC.
No está claro cuándo el banco central puede decidir sobre una CBDC, pero parece que estudiará el tema durante el resto del año.
Según el banco central, "todavía no existen estándares internacionales claros" con respecto a las CBDC. Debido a que el éxito de una CBDC como método de pago dependerá de cuánto la use el público, el banco primero se comprometerá con las entidades públicas y privadas que deseen participar.
“En este contexto, el banco ha decidido realizar durante este año una ronda de diálogo y consultas con diferentes agentes interesados, cuyos detalles se darán a conocer próximamente”, dijo.
En su informe, el banco señaló que si bien el uso de las criptomonedas actualmente es “muy limitado”, su posible crecimiento como método de pago las ha convertido en una parte importante del debate de las CBDC.
“La emisión de una CBDC también es una buena alternativa para afrontar los retos asociados al crecimiento potencial de las llamadas monedas virtuales, que si bien por ahora tienen un papel muy limitado en el sistema de pagos, podrían alterar el funcionamiento de las finanzas de mercado y la transmisión de la política monetaria si su uso se generalizara”.
